LA ORACIÓN CRISTIANA: La Armadura de Dios



Conforme nos han enseñado, la oración es un diálogo entre Dios y los hombres. De acuerdo con lo señalado en el primero de todos los mandamientos, el hombre ha sido creado para glorificar a Dios y es precisamente a través de la oración que se le da gloria, y al hacerlo, nos beneficiamos espiritualmente recibiendo el Amor del Padre, por la comunión con Jesucristo a través del Espíritu Santo.

La oración es hablar con Dios; conversar con nuestro Padre del Cielo, con Jesús, con el Espíritu Santo; conversar con nuestra Madre la Virgen María, con el ángel custodio, con los santos del cielo.

En este diálogo con Dios lo más natural es que digamos alabanzas, demos gracias, pidamos perdón o imploremos por lo que necesitamos.

Para un cristiano orar es un deber. Y si lo consideramos bien es una suerte, una inmensa suerte: poder hablar con Dios Padre, con Jesucristo, o con la Virgen, con la sencillez y confianza de un hijo con su papá, como con la charla entre dos hermanos, o de un hijo con su mamá! Porque esto es lo que ellos son para nosotros Padre, Madre y hermano. Pero además sabemos que nos aman y que todo lo pueden.

Dios escucha siempre nuestras oraciones; así lo dice la Biblia: "Me invocarán, y yo les escucharé" (Jer 29,12); "Pidan y recibirán" (Jn 16,24).

Varias son las cualidades que debe tener la oración: debe ser atenta, oportuna, devota, humilde, confiada y perseverante, pero también debe ser en el nombre de Jesús, pidiendo cosas buenas, principalmente la voluntad de Dios, por supuesto que debe ser agradecida, porque todo tiene que ver con la gratuidad con que Dios nos concede todas las cosas, pero también debe ser sin pena, impertinente, coherente, todo esto se puede ver con más detalle en la entrada: http://maguilera52.blogspot.com.co/2016/11/apuntes-sobre-la-oracion-catolica.html.

Quien va a orar y seguir a Cristo ha de tomar las armas de Dios, porque una vez inicie con decisión y devoción su vida espiritual, será probado y tentado por eso San Pablo en la carta a los Efesios capítulo 6, 10-17 dice: “Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio. Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio. Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos. Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza. Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno. Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios”.

A diario podemos escuchar a las personas que se revisten con la armadura de Dios, como si de ponerse prendas de vestir se tratara, cuando lo correcto, sería más bien, tomar actitudes y definiciones de largo plazo. Tomar decisiones de verdad que muestren madurez en la Fe. Arrodillarse y decir me pongo el yelmo, o las botas, o la coraza suena hasta divertido y no debe tener más valor que el de expresar en voz alta algunas ideas, claro está que no quiero de ninguna manera descartar la manera tan especial como Dios actúa en los humildes y en los sencillos, a quienes seguramente pondrá la Armadura de Dios solo con que así lo clamen al cielo.
Pero cómo podemos poner en acción la invitación que San Pablo nos hace de vestir la Armadura de Dios.

1.          “Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo”, es la sagrada comunión la mejor manera de ponerse la armadura de Dios, porque Ella es Dios mismo.

El diablo durante siete días a la semana, las 24 horas del día, trabaja sobre mi alma, si esto es así, ¿por qué no dar a Dios siete días a la semana para que pueda contrarrestar toda esa acción del mal?

Al ingerir la Eucaristía es a Cristo mismo a quien recibimos. Él entra en nosotros que somos el templo del espíritu Santo, y de la misma manera a como lo hizo en el templo de Jerusalén, lo limpia de cosas malas, y así como sacó a los mercaderes, saca y expulsa a los demonios, saca y expulsa todas las cosas malas. Jesús, cuando lo recibimos entra a librar una tremenda batalla espiritual por nosotros, dentro de nosotros.

2.         “Resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos”, quiere decir resistir al demonio, y así en la carta a Santiago 4,7 dice “sométanse a Dios. Resistan al diablo y huirá de ustedes. “

Y al diablo lo resistimos entregándonos a Dios, por eso le decimos que lo amamos, que tome nuestra voluntad y la aplaste y en su lugar ponga su Divina Voluntad, para eso pedimos la intercesión de la Santísima Virgen María para que con su Inmaculado Corazón podamos fundir nuestro corazón en el Sagrado Corazón de Jesús y así poder arder de amor por Él y en Él y todo esto lo hago de rodillas frente al sagrario.  Allí me debo arrodillar todos los días, así sea solamente por algunos minutos, pues no se necesitan más que unos pocos para poder ofrecerle el día, agradecerle, pedirle perdón y entrar en comunión con Él.  

Así es, esta es la manera en que recibimos el poder y la fuerza para poder resistir en el día malo.

Empezamos con algunos minutos la adoración al Santísimo y el mismo Señor va disponiendo las cosas para que poco a poco podamos pasar más tiempo en su compañía.

3.         “Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad”, el cinturón es la prenda que mantiene juntas todas las otras partes de la armadura, así, o de la misma manera como la verdad conecta todas las partes de la vida del creyente.

En el uniforme de los soldados, es el cinturón el que permitía que el soldado se moviera libremente y no se enredara en su túnica. El cinturón también era la prenda en que se enganchaba la espada. La espada, la palabra de Dios, se ciñe en la Verdad. Era pieza cardinal, sostenía todo el uniforme en su posición. La túnica era colocada por dentro de ese cinturón; la espada colgaba del cinturón y la coraza que protegía el tórax también estaba conectada con el cinturón de alguna manera. De tal forma que si el cinturón no estaba bien puesto, era probable que al soldado no le fuera tan bien en la batalla. Parece pues, que el texto nos invita a ceñirnos la cintura con la verdad y esta va a sostener toda mi armadura.

4.         “Y vistiendo la justicia como coraza”, la coraza es central también en la Armadura de Dios, esta pieza protegía el corazón, los pulmones, los intestinos y demás órganos vitales del soldado que iba a la lucha. Esta pieza protege el cuerpo contra los ataques de Satanás y sus huestes.

El corazón para los judíos tenía que ver como con el órgano que simbolizaba la mente y la voluntad, es como lo que está más adentro, por su parte las entrañas eran consideradas el centro de las emociones y los sentimientos, que justamente son las áreas donde el demonio ataca con mayor fuerza a los cristianos. Satanás oscurece la mente con doctrinas falsas, principios falsos y todo tipo de información falsa para confundirnos y desviarnos, confundiendo las emociones y dañando los afectos, la moralidad, la lealtad, etcétera.

Estar vestido con la coraza de justicia significa que vivimos en obediencia al Señor y por lo tanto somos cristianos productivos, hijos de Dios que con nuestro testimonio reflejamos a nuestro Padre celestial.

La coraza de justicia, es pues, la vida de santidad en la que Dios quiere que vivamos. La falta de santidad frustra el propósito de Dios, por eso en Romanos 13, 12-14 nos dice la palabra “la noche está avanzada, y se acerca el día.  Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos con las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne".

5.         “Calcen sus pies con el celo para propagar la buena noticia de la paz”. Es la invitación para que seamos apóstoles, heraldos del evangelio, difusores de la verdad, la invitación a que prestemos nuestras potencias, nuestros cuerpos, nuestras vidas para llevar a todos los que más podamos las buena nueva de Dios, es poner al servicio de los demás los dones y los bienes que gratuitamente hemos recibido.

6.         “Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno”. El escudo del cristiano, es el santo rosario, somos invitados a su rezo diario, pues al unirnos con Santa María, la archienemiga de satanás, Génesis 3,15 y apocalipsis 12, 13-17, estamos adquiriendo la mejor protección posible contra las flechas de satanás.

Ningún otro humano tiene más fe en Cristo que María.  Por eso somos invitados también a consagrarnos a la Santísima Virgen María, esta consagración refuerza nuestro escudo, sabemos que el demonio es muy superior a nosotros en el plano intelectual, su inteligencia es muy superior a la nuestra, por eso en el plano del intelecto no tenemos ninguna oportunidad contra él, pero, también sabemos que el demonio no tiene corazón y que el Corazón Inmaculado de María unido por siempre al Sagrado Corazón de Jesús, es francamente invulnerable a las insidias del demonio, por eso siempre María lo derrota con su corazón Inmaculado y nosotros con ella al tomarla como escudo.

Otra manera de aumentar el escudo de la fe es meditando en la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, recordemos que mediante ella fue que Jesús derrotó al malo.

Unidos con la Virgen y con Jesús nos volvemos elementos muy difíciles de derrotar. Si clamamos ayuda del cielo, la recibimos pues no estamos solos.

7.         Tomen el casco de la salvación”, el casco de la salvación, tiene que ver con la confesión de los pecados. Es en la cabeza donde se albergan nuestros pensamientos, con la confesión frecuente aceptamos las reglas de moral, los mandamientos que Dios mismo nos dio. Al ajustar nuestros pensamientos y conducta al querer de Dios, renunciamos a nuestro propio querer.

Mediante la confesión frecuente de nuestras faltas, hacemos una continua renuncia a la acción de satanás en nuestra vida, estamos permanentemente actualizando una de las promesas de nuestro bautismo. Literalmente nos blindamos a la acción de satanás. Se puede leer más de esto en la siguiente entrada:http://maguilera52.blogspot.com.co/2017/11/el-sacramento-de-la-confesion.html, por último,

8.         “y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios”, en la palabra de Dios está contenida la revelación completa de Dios, la palabra de Dios es viva y es eficaz, el propósito de la Espada del Espíritu, la Biblia, es fortalecernos y permitirnos resistir los ataques de Satanás.  El Espíritu Santo usa el poder de la Palabra para salvar almas y conferirles la fortaleza para alcanzar a la madurez espiritual y poder ser soldados del Señor.  

A medida que vamos conociendo y comprendiendo la Palabra de Dios, tendremos más oportunidades de hacer la Voluntad de Dios, y podremos, por conocerla, ser más eficaces en el propósito de permanecer firmes contra el enemigo de nuestras almas.

Se dice en “Hebreos. 4: 12-13. Porque La Palabra de Dios es viva y eficaz, (1) y más cortante (2) que toda espada de dos filos;(3) y penetra (4) hasta partir el alma y el espíritu, (5) las coyunturas y los tuétanos, (6) y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. (7)”.

Se dice que uno debe leer diariamente la palabra de Dios, además de que es un diálogo privilegiado con Dios el que se logra, su lectura goza de indulgencia cuando se hace por espacio de media hora continua.


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