Este ministerio es menos un carisma que un
signo de la fe, es decir, que para su ejercicio solo se requiere tener Fe, creer en las
palabras de Nuestro Señor Jesucristo, no es necesario nada más. Qué
por supuesto, si se reciben carismas del cielo, o unción sacerdotal mucho
mejor, pero si usted es laico, basta solo con tener Fe y creerle a Dios, como
se demostrará.
El código de derecho canónico establece en
su canon 1172, que “nadie puede legítimamente pronunciar exorcismos sobre los
posesos, a menos de haber obtenido del ordinario del lugar un permiso
particularmente expreso. Este texto viene del artículo 1152 del Código de
Derecho Canónico, lo que generaba en la gente la idea errada, que para poder
hacer un exorcismo era necesaria siempre la autorización expresa del Obispo del
lugar donde se iba a practicar.
Luego salió otro documento oficial del
Vaticano, el Catecismo de la Iglesia Católica que arrojó nuevas luces sobre
este asunto, cuando dice en el canon 1673, limitando el artículo del código de
Derecho Canónico que el exorcismo privado puede ser practicado por cualquier
sacerdote y hasta por todo laico, sin ninguna autorización del Obispo, pues
dicha autorización se requeriría únicamente para el solemne, limitándolo
únicamente a la prudencia con que se debe actuar y siguiendo las normas de la
Iglesia.
El exorcismo intenta expulsar a los
demonios o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que
Jesús ha confiado a su Iglesia.
Cristo dijo, y así se recoge en Marcos
16,15, que: “a los que crean los acompañarán estas señales expulsarán
demonios en mi nombre”, luego de Él los padres de la Iglesia al hablar del
exorcismo no le pusieron limitaciones y después los teólogos han sido más o
menos unánimes al limitar únicamente al solemne, de la misma manera en que lo
hace el código de derecho canónico.
La Iglesia, eso sí, advierte sobre las
precauciones que se han de tomar en la práctica de los exorcismos, solemnes o
privados.
Hay dos clases de dogmas, los que
provienen del magisterio de la Iglesia y que está compuesto por las verdades de
Fe Católica, y el que proviene de la Palabra de Dios, está compuesto por las
verdades de Fe Divina, es decir que las verdades establecidas por la
palabra son dogmas y como tales son verdades
absolutas, definitivas, inmutables, infalibles, irrevocables, incuestionables y
absolutamente seguras sobre las cuales no puede flotar ninguna duda. Y, una vez proclamado
solemnemente, ningún dogma puede ser derogado o negado, ni por
el Papa ni por decisión conciliar.
Limitar los exorcismos, cuya práctica
viene dada por la palabra de Dios es un herejía, pues nada más y nada menos
trataría de contradecir palabras formales de Cristo. El magisterio
está supeditado a la palabra de Cristo, de ninguna manera puede contradecirla,
pues el magisterio la escucha piadosamente, la guarda religiosamente y la
explica fielmente, nunca la niega o la contradice.
Si algún señor Obispo opina, de manera
personal, que no deban hacerse exorcismo, esa opinión, por ser contraria al
evangelio y herética, como se explicó, debe reservarla en ese ámbito, porque al
expresarlo en público pone en riesgo su enseñanza auténtica por la cual
proclama el evangelio de la salvación.
FUNDAMENTOS DE ESTE PODER DE EXPULSAR
DEMONIOS.
1. Cristo
por su pasión venció a todos sus enemigos y ha participado a la Iglesia de este
poder dominador.
Conocemos el poder del demonio, pero
también de nuestro propio poder. Según se relata en San Mateo 16,18,
“Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre
esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no
prevalecerán contra ella”, nosotros somos la Iglesia y las puertas
del Infierno no prevalecerán contra nosotros”, y Lucas 10,19 “os he dado el
poder de pisar sobre las serpientes, escorpiones y sobre todo poder del enemigo
y NADA OS PODRÁ HACER DAÑO”.
2. Cada
cristiano participa de este poder como bautizado y confirmado, y así como no
escapamos de los influjos del maligno, estamos habilitados para combatir y
hacerle retroceder su imperio, él es mediador de su derrota.
3. Como
miembro del cuerpo místico de Cristo y de la Iglesia, todo creyente tiene el
poder y la autoridad sobre los demonios por el NOMBRE DE JESÚS, para lo que
necesita el cumplimiento de las condiciones debidas, a saber: Creer en las
promesas de Dios, recordamos nuevamente Marcos 16,17 “17 Y
estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios;”
Como este es un poder
absoluto, toda vez que fue dado por Cristo, nadie puede
contradecirlo, ni siquiera el magisterio de la Iglesia.
4. La
liberación de los posesos ocupa un lugar considerable en la vida pública de
Jesús como se narra en los evangelios: Marcos 1,32-34; Mateo 4, 23-24; Lucas,
7,21; Lucas 8,2. Pero también asocia en ese ministerio a los
apóstoles, Mateo 10,1; Marcos 6,7; Lucas 9,1; pero también vincula en el mismo
a sus discípulos, a los 72, como consta en Lucas 10, 17-20 y por
último cuando nos asocia a todos en el mismo según consta en el varias veces
citado Marcos 16,17, solo se necesita ser bautizado y creer para poder expulsar
demonios. De hecho, se narra la historia de los hijos de un tal
Esceva que siendo judíos pero no bautizados practicaban exorcismos como muchos
otros, y fueron confrontados por el demonio, que los agredió de mala manera
sacándolos de la casa desnudos y heridos, como bien lo narra el libro de los
Hechos de los Apóstoles capítulo 19, 13-16.
Hasta acá parece que el
poder de expulsar demonios viene dado por nuestro señor Jesucristo a todos los
bautizados con el único requisito de creer, no es necesario ser ungido, o tener
que recibir imposición de manos, o permiso especial de nadie, únicamente creer
y tomar precauciones mínimas, más adelante indicaré cuales son.
PRIMEROS AÑOS DE LA
IGLESIA, Padres de la Iglesia
Todos los cristianos:
clérigos y laicos por el nombre de Jesucristo expulsan a los demonios, así lo
sostiene Tertuliano en un relato, en el que dice a algunos paganos, traigan a
los poseídos por el demonio y cualquier Cristiano en el Nombre de Cristo
expulsará a esos demonios, el poder se toma por el solo nombre de Cristo.
Orígenes, por ejemplo,
dice, “la mayoría de los Cristianos expulsan a los energúmenos y esto sin la
ayuda de vanas prácticas mágicas o de hechizos, por las oraciones simplemente y
por simples conjuraciones de que el hombre menos culto es capaz. De
hecho, son ignorante con más frecuencia los que hacen esto.
ENSEÑANZA COMÚN, Teólogos
Los teólogos enseñan que
contra la influencia diabólica los remedios son las penitencias, los sacramentos,
los sacramentales y los exorcismos, el solemne que se hace en nombre de la
Iglesia y el privado que se hace en propio nombre.
El exorcismo solemne
tiene forma, ritual, vestiduras, liturgia; el privado, es libre, se puede usar
el ritual romano o fórmulas abreviadas, su eficacia se deriva del poder del
Nombre de Dios y de Jesucristo, su eficacia no se deriva de la autoridad o de las
oraciones de la Iglesia, ni es realizado en nombre de la Iglesia, como sí el
solemne. A los laicos se les pide prudencia.
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