Dios, sus atributos



Al estudiar la figura de Dios, para tratar de dilucidarlo, saber cómo es, quién es, encontré lo siguiente:

Revisando LOS ATRIBUTOS DE LA ESENCIA DIVINA, que son la Unidad, la Simplicidad, la Eternidad, la Inmensidad, encontré dos que llamaron mucho mi atención y comienzan a dar piso a mi raciocinio:

La Infinidad, es decir que Dios es infinito, lo que quiere decir que tiene todas las perfecciones en grado sumo e ilimitado, es decir que es infinito, porque de no serlo pudiera recibir más perfecciones y si así fuera, dependería, entonces, de aquel que se las diera y dejaría de ser Dios. 

La consideración de la infinita grandeza de Dios, unida al reconocimiento de nuestra miseria y pequeñez, debe humillarnos profundamente ante ÉL.  Este es el sólido fundamento de la humildad cristiana;

La inmutabilidad, que quiere decir que Dios no está sujeto a cambio ni en su ser, ni en sus designios. Santiago 1,17 “Dios, en quien no cabe mudanza ni sombra de variación” y Malaquías 3,6 “Yo soy el Señor y no cambio”.

Porque Dios no cambia en su ser, porque no puede adquirir nada nuevo, ni perder nada de lo que tiene, pues ya no sería infinito.

Dios no cambia, tampoco, en los propósitos de su voluntad, porque todo lo que sucede ya lo tenía previsto y determinado desde la eternidad.  El cambio de designios importa, necesariamente, el conocimiento de cosas que antes se ignoraban y Dios desde la eternidad todo lo sabe.

Encuentro también que LOS ATRIBUTOS DEL ENTENDIMIENTO DIVINO y LOS ATRIBUTOS DE LA VOLUNTAD DIVINA, son:

·       La Omnipotencia, Salmo 134.6 “Todo cuanto quiso el Señor lo hizo”.

·       La Bondad, Lucas 17,19 “Nadie es bueno sino solo Dios”.

·       La Santidad, Salmo 44,5 “Amaste la justicia y aborreciste la iniquidad”.

·       La Veracidad, Su Fidelidad y Su Justicia, de las cuales:

o   La Veracidad consiste en que no puede enseñarnos el error y la mentira, sino siempre la verdad Números 23,19 “No es Dios como el hombre para que mienta”.

Dios es infinitamente veraz, porque siendo infinitamente sabio, no puede engañarse, y siendo infinitamente santo no puede engañarnos.

o   La Fidelidad, salmo 144, 13 – cumple estrictamente tanto sus promesas como sus amenazas. “Fiel es el Señor en todas sus obras”.

o   La Justicia, Proverbios 2,14 “retribuye a cada cual según sus obras, premiando al bueno y castigando al malo”.


LA IGLESIA CATÓLICA

Es la sociedad espiritual y visible de todos los bautizados que profesan la doctrina de Cristo y obedecen al Papa con el fin de participar de los méritos de Cristo y salvarse.  Son requisitos para participar de ella:

·      (i)ser bautizado, (ii) profesar la doctrina de Cristo, y (iii), obedecer al Papa.

La Iglesia fue fundada por Nuestro Señor Jesucristo:

Preparó su fundación, instruyendo durante tres años a sus apóstoles y haciéndolos aptos para la predicación de su doctrina. 

Fundó a la Iglesia cuando eligió a los doce apóstoles para directores de su obra, dándoles por jefe a san Pedro

o    y les dio la misión de predicar su doctrina por todo el mundo;
o   y les confirió el triple poder de:
§  enseñar,
§  santificar,
§  y gobernar a los fieles.

Porque según dijo él mismo en Mateo 28, 18 “Todo poder se me ha dado  en el cielo y en la tierra.  Id pues y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu Santo, haciéndoles observar las cosas que yo he mandado”.

Su desarrollo comenzó el día de Pentecostés, de tal suerte que el primer día con su prédica se convirtieron 3.000 personas en la primera predicación y 5.000 en la segunda.
SON CUALIDADES DE LA IGLESIA CATÓLICA, las siguientes:

·       LA VISIBILIDAD,  es una sociedad visible y exterior.

o   Estableció un signo visible para entrar en ella: el bautismo.
o   Puso a su cabeza autoridades visibles: los apóstoles y sus sucesores.
o   Les procuró medios exteriores de santificación:
§  La predicación
§  Los sacramentos
§  Su Perpetuidad, estará siempre pues tiene la promesa de Cristo contenida en Mateo 28, 20 “Yo estaré con vosotros hasta el fin de los siglos”.

·       LA INVARIABILIDAD, ha conservado y conservará invariable el tesoro que recibió de Cristo, a saber:
o   El dogma, todo el conjunto de las verdades de la fe, que se nos revelaron en la Sagrada Escritura y en la Tradición.
o   La moral, que es la ciencia que guía nuestros actos y ordena nuestra conducta de acuerdo con una determinada norma de obrar.
o   Los sacramentos, que son signos sensibles instituidos por Cristo para darnos
§  la gracia
§  las virtudes,
§  y los dones del Espíritu Santo.
Por ser instituidos por Cristo, la Iglesia no puede cambiar: ni la esencia de los sacramentos, ni establecer nuevos sacramentos, solo puede reglamentar sus ceremonias.
o   La organización interna.

·     LA INFALIBILIDAD, consiste en no poder errar en asuntos pertinentes a la fe y a la moral.  Esta es una cualidad necesaria, porque Dios obligó a todos los hombres bajo pena de condenación a que pertenecieran a ella Marcos 16,16 “el que crea y sea bautizado se salvará, pero el que no crea se condenará”. 

    Pero si la Iglesia pudiera errar, Dios obligaría a los hombres a aceptar el error, lo que repugna a su sabiduría.

FINES Y PODERES DE LA IGLESIA
-       
    Un fin remoto, la salvación de los hombres.

-  Un fin próximo, santificar a los hombres mediante la comunicación de los bienes espirituales que Cristo puso en sus manos.

o   la Enseñanza DE SU doctrina.
o   El Cumplimiento de los mandamientos.
o   La recepción de los sacramentos.
Este fin próximo consiste en procurar el cumplimiento de los medios necesarios para dar consecución del fin remoto.  Para ello Cristo dejó tres poderes:

o Enseñar, que es el DERECHO Y DEBER que tiene de enseñar y defender la doctrina DE CRISTO, de la cual es depositaria.  Cristo confió a la Iglesia este poder cuando dijo en Mateo 28, 18, “Todo poder se me ha dado en el cielo y en la tierra.  Id y enseñad a todas la naciones”.  Este poder se ejercita mediante la predicación y enseñanza de la doctrina católica.  Pero obviamente de la doctrina verdadera no de cualquier cosa que se le ocurra al presbítero, al Obispo y aún al Papa.

En virtud de este poder de enseñar, la Iglesia defiende la integridad de la fe y de la moral cristiana, condena los errores, prohíbe los malos libros y vigila la enseñanza para que no se deslice en ella nada contra la fe y las buenas costumbres.

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