EL SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN.

Dios, lo que más quiere es que después de esta vida vayamos a gozar con Él en el cielo.  Por desgracia los hombres a veces desobedecemos a Dios y hacemos el mal; cada vez que pasa esto perdemos la oportunidad de ir al cielo.  Pero Dios ama a sus hijos con un amor tan grande, que quiso dejarles un medio para que pudieran pedirle perdón.  Esto que nos dejó es:   EL SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN. 

- Cuando pecas pierdes la amistad con Dios y se te cierran las puertas del cielo.  Recuerda que Dios te ama y te perdona siempre!  La confesión sólo puede hacerse ante un sacerdote.  

¿QUÉ ES LA CONFESIÓN?  - La CONFESIÓN es el sacramento que TE DA EL PERDÓN DE LOS PECADOS que has hecho, reconciliándote con Dios

¿CUÁNDO EMPEZÓ LA CONFESIÓN?
El mismo día en que resucitó entre los muertos, Jesús nos dejó el sacramento de la Confesión.

- En la tarde del domingo de resurrección, Jesús se apareció a sus apóstoles y les dijo:
¨ Como me envió mi Padre, así les envío yo.  Reciban el Espíritu Santo, a quien le perdonen los pecados, les serán perdonados; y a los que no se los perdonen, no les serán perdonados ¨

- Como ves, Jesús mismo dio a los sacerdotes el ¨poder¨ para perdonar los pecados.

- Algunas personas de sectas dicen que no se necesita confesarse con el sacerdote, que sólo hay que pedir perdón a Dios directamente.  No te dejes confundir, esto no es cierto.  En este evangelio (Jn 20,19-23) vemos muy claro que Cristo da a sus apóstoles (los primeros sacerdotes) el poder de perdonar los pecados y no dice que cada persona pida perdón a Dios directamente para que se le perdonen.

Muchos se preguntan el por qué debemos confesar nuestros pecados a un sacerdote, si éste es tan o más pecador que nosotros.  Valga la pena mencionar aquí que hasta el mismo Papa tiene que confesarse y recibir la absolución de parte de su confesor.  La realidad es que nosotros los católicos no hacemos lo que se nos ocurre creer, como lo que sí hacen nuestros hermanos protestantes, sino más bien, hacemos lo que Dios manda en su propia Palabra.  Si Jesús quiso que nosotros confesásemos nuestros pecados para recibir la absolución por parte de sus sacerdotes, a quiénes otorgó el poder de perdonar pecados; pues simplemente lo respetamos y lo ponemos en práctica porque es su voluntad y nosotros no somos nadie para cuestionar a Dios, como hacen quienes no aceptan el sacramento de la penitencia (o confesión).

Lev 5.5 En todos estos casos el que cometió el delito confesará primero su pecado.

Sir 4.26 No te avergüences de confesar tus pecados: no nades contra la corriente.

Aquí vemos, que ya en el Antiguo Testamento se habla de la confesión de los pecados.  No es un invento de la Iglesia Católica como dicen, equivocadamente, los sectarios.  Podrían cuestionar que en todo caso eso sólo es en el Antiguo Testamento, pero veamos que incluso antes de que Jesús inicie su vida pública, también confesaban sus pecados cuando Juan el Bautista llamaba a la conversión al pueblo de Israel.

Mt 3.6 Y además de confesar sus pecados, se hacían bautizar por Juan en el río Jordán.

Mc 1.5 Toda la provincia de Judea y el pueblo de Jerusalén acudían a Juan para confesar sus pecados y ser bautizados por él en el río Jordán.

Veamos a continuación el evangelio de Juan, cuando Jesús otorga a sus discípulos y a sus sucesores el poder de perdonar o retener los pecados.  Lógicamente, para poder perdonar o retener pecados, quién tiene el poder de hacerlo debe conocer previamente cuál es el pecado del que los confiesa, sino ese poder carecería de sentido, pues la absolución de los pecados, dependería entonces del capricho de quien puede perdonarlos.  El único sentido correcto, es que primero el sacerdote, debe conocer los pecados de quien se confiesa, para luego perdonarlos o retenérselos, de acuerdo a si hay o no arrepentimiento de por medio.

Jn 20.23 ‘A quienes perdonen sus pecados, serán perdonados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos’.

Por último, cuando ya Jesús había ascendido al Cielo y se había iniciado la vida de la Iglesia, encontramos que se practicaba la confesión por ser una orden de Cristo.  Incluso, Pablo, hace la aclaración de que en algunos casos es necesario investigar primero para conocer los pecados de alguien, la única manera de hacerlo, lógicamente, era a través de la confesión.

Hech 19.18 Muchos de los que habían aceptado la fe venían a confesar y exponer todo lo que antes habían hecho.

Santiago.  5.16 Reconozcan sus pecados unos ante otros y recen unos por otros para que sean sanados.

2 Cor 2.10 A quien ustedes perdonen, también yo le perdono…  Lo perdoné en atención a ustedes en presencia de Cristo.

1 Tim 5.24 Hay personas cuyos pecados son notorios antes de cualquier investigación; los de otros, en cambio, sólo después.

Yo creo, Señor; en Ti que eres la Verdad Suprema.
Creo en todo lo que me has revelado.
Creo en todas las verdades que cree y espera mi Santa Madre la Iglesia Católica y Apostólica.
Fe en la que nací por tu gracia, fe en la que quiero vivir y luchar fe en la que quiero morir.

- Para saber cómo se hace una confesión, lo primero que hay que entender es:

¿QUÉ ES PECAR?

- Pecar es HACER EL MAL, desobedecer a Dios y ofenderlo.

- ¿Y cómo sé cuándo peco?  Pues peco cuando FALTO CONTRA:
A.- Los Diez Mandamientos.
B.- Los Siete Pecados Capitales.
C.- Los defectos de carácter.
D.- Las virtudes, actitudes y responsabilidades

- Los pecados, según lo graves que sean pueden ser: pecados mortales o pecados veniales.

¿QUÉ ES UN PECADO MORTAL?

- Para que un pecado sea mortal, debe cumplir tres condiciones:
1) Que el pecado sea GRAVE, o sea, grande.
2) Que el pecador SEPA que eso que va a hacer ¨es pecado¨.
3) Que a pesar de saber que eso es pecado, decida hacerlo.

¿QUÉ ES UN PECADO VENIAL?

- Es hacer un pecado pequeño, una falta leve contra la ley de Dios.

- Pongamos un ejemplo:  una persona que dice una mentira grande que va a hacerle mucho mal a otra persona, y lo hace sabiendo que mentir es pecado, comete un pecado mortal.  Una persona que dice una mentirita pequeña comete un pecado venial.  Mentir es siempre pecado, pero hay de mentiras a mentiras ¿no?

- ¿Qué pecados deben confesarse?
Deben confesarse todos los pecados mortales que no se hayan confesado antes.

- ¿Es necesario confesar los pecados veniales?
Según el Catecismo no es necesario, bastaría con pedir perdón a Dios, pero la Iglesia nos recomienda confesarlos, porque cada vez que nos confesamos recibimos una GRACIA ESPECIAL, una ayuda de Dios para no volver a caer.  De estos obtenemos su absolución en dos momentos principales, en el yo me confieso, y al terminar la lectura del evangelio en la Santa Misa.

¿CÓMO DEBE HACERSE LA CONFESIÓN?

- Para confesarse hay que hacer varias cosas, o seguir unos pasos:

1) Hacer un EXAMEN DE CONCIENCIA.
2) EL DOLOR DEL PECADO 
Contrición
Atrición.
3) EL PROPÓSITO DE ENMIENDA.
4) LA CONFESIÓN DE LOS PECADOS.
5) LA PENITENCIA.
6) RECIBIR LA ABSOLUCIÓN del padre.

1) EL EXAMEN DE CONCIENCIA
- Lo primero que hay que hacer es PENSAR EN QUÉ PECADOS HAS COMETIDO desde la última vez que te confesaste.  A esto se le llama hacer un examen de conciencia.

2) EL DOLOR DEL PECADO

Puede ser LA CONTRICIÓN o dolor de corazón, aunque también sirve la atrición que es temor al castigo

- Esto significa que tú pecador sientas en tu alma un verdadero DOLOR por haber cometido ese pecado y haber ofendido a Dios.  Contrición significa arrepentimiento, dolor

- Recuerda que no hay pecado, por grande que sea, que no pueda ser perdonado si te acercas a la misericordia de Dios con un corazón arrepentido.

- Para que el arrepentimiento sea perfecto, debes pensar que te arrepientes de tus pecados PORQUE AMAS A DIOS, aunque esto por sí mismo es una gracia y no solo por miedo a irte al infierno, que es la atrición.

Pide perdón, después de haber examinado tu conciencia, quédate en silencio pidiendo a Dios y a su Iglesia perdón.  Puedes hacerlo con tus propias palabras o con una oración:

Misericordia Señor, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa, lava del todo mi delito, limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado, contra Ti, contra Ti pequé, cometí la maldad que aborreces.
Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me llenas de sabiduría, rocíame con el hisopo, quedaré limpio, lávame, quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría que se alegren los huesos quebrantados, aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, afiánzame con espíritu generoso, no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo Espíritu.

3) PROPÓSITO DE ENMIENDA
- Se necesita también que tengas la intención firme de NO VOLVER A COMETER ESE PECADO.  La persona que se confiesa con la idea de que va a volver a hacer ese pecado y no le importa (pues al fin, se vuelve a confesar), no tiene verdadero arrepentimiento.

4) CONFESAR LOS PECADOS de viva voz
- Es decirle al padre los pecados, sin darle vueltas, tratando de ser claro y no olvidando ninguno.
- No tengas pena ni miedo, recuerda que el padre representa a Jesús; es Jesús quien te ama, te escucha y te perdona.  Y recuerda que después de la confesión tendrás de nuevo la amistad con Dios y podrás vivir más cerca de Él.

5) LA PENITENCIA
- Es lo que el padre le dice que debe hacer, al que se confiesa, para reparar el daño que hizo por su pecado.  La mayoría de las veces el padre te deja de penitencia unas oraciones, otras te puede pedir que hagas algo para componer el mal que hiciste, por ejemplo regresar lo robado, o decir la verdad al que le mentiste.  Esto último, se llama reparar el pecado.

6) LA ABSOLUCIÓN
- Al terminar la confesión el padre te da la absolución, o sea, el PERDÓN de tus pecados diciendo:  ¨ Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo¨
Y hace la señal de la cruz sobre tu persona.

PROPÓSITO
- Prepara una buena confesión, busca al sacerdote y dile que quieres confesarte.  No sabes cuanta paz y felicidad se tiene después de pedir perdón a Dios por tus faltas.

Guía para el examen de conciencia

Faltas en relación con:
A.- Los Diez Mandamientos.
B.- Los Siete Pecados Capitales.
C.- Los defectos de carácter.
D.- Las virtudes, actitudes y responsabilidades.

FRUTOS DE LA CONFESIÓN FRECUENTE

Por ejemplo:

a) Saber distinguir entre el bien y el mal.
b) Tener buen corazón y amar a nuestro prójimo.
c) Tener deseos de obrar bien.
d) Ver con claridad nuestros deseos y nuestros fracasos.

1.- Consideración honrada y cabal de los cuatro puntos arriba mencionados, relacionándolos a nuestro pasado y a nuestro presente.

2.- No omitir nada por el hecho de que nos cause vergüenza o miedo.  La manera más fácil de empezar es preguntándonos:
¿Qué es lo más grave que he hecho?

3.- Determinar en particular las actitudes, los deseos y los móviles que nos causan malestar.

4.- El inventario ha de hacerse por escrito.  Queremos enfrentarnos a él.  Puede ser destruido después si nos parece.

5.- Hacer una relación de lo que corresponde al Debe, así como al Haber.  Reedificaremos basándonos en nuestro Haber.

Por último vuelvo sobre el examen de conciencia, que consiste en recordar los pecados 
cometidos desde la última confesión bien hecha.  Naturalmente, el examen se hace antes de la confesión para decir después al confesor todos los pecados que se han recordado; y cuántas veces cada uno, si se trata de pecados graves.

El examen debe hacerse con diligencia, seriedad y sinceridad; pero sin angustiarse.  La confesión no es un suplicio ni una tortura, sino un acto de confianza y amor a Dios.  No se trata de atormentar el alma, sino de dar a Dios cuenta filial.

El examen de conciencia se hace procurando recordar los pecados cometidos de pensamiento, palabra y obra, o por omisión, contra los mandamientos de la ley de Dios, de la Iglesia o contra las obligaciones particulares.  Todo desde la última confesión bien hecha.  Examina tu conciencia.  Se recuerdan los pecados preguntándose sin prisa lo que se ha hecho en contra de los mandamientos de la Ley de Dios y de la Iglesia, con plena advertencia y pleno consentimiento.

A.- Los Diez Mandamientos.
1) Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2) No jurarás el nombre de Dios en vano.
3) Santificarás las fiestas.
4) Honrarás a tu padre y a tu madre.
5) No matarás.
6) No cometerás actos impuros.
7) No robarás.
8) No mentirás.
9) No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10) No desearás los bienes ajenos.

B.- Los siete Pecados Capitales.
1.- La Soberbia:
2.- La avaricia:
3.- La lujuria:
4.- La envidia:
5.-La ira:
6.- La gula:
7.- La pereza:

C.- Los defectos de carácter
Bienaventuranzas (Mateo 5, 1-2)

-¿He sido pobre de espíritu, libre de apegos?  ¿Me reconozco y estoy convencido de que no soy nada ante Dios?
-¿He sido manso, paciente, edificando con medios santos?
-¿He llorado ante los pecados que ofenden a Dios?  ¿Me arrepiento de mis pecados porque Dios no merece estas ofensas?
-¿He tenido hambre y sed de justicia?  ¿Tengo deseos de santidad?  ¿Trato de ser santo, porque Dios me quiere santo?
-¿He sido misericordioso, comprensivo, tolerante, magnánimo, compasivo?
-¿He sido limpio de corazón, puro de pensamiento?  ¿Tengo rectitud de intención o hay hipocresía en mi proceder?  ¿Hago las cosas con pureza de intención o hay dobleces en mis acciones?  ¿Tengo “honestidad mental”?
-¿Trabajo por la paz, en mi persona, hogar, grupo, mundo?
-¿Sufro con gozo al ser perseguido por causa de la justicia?  ¿Cómo reacciono ante las críticas "injustas" o incomprensiones, desprecios, acusaciones, injusticias, ataques, calumnias, agresiones?  ¿Las aprovecho como medios de purificación y santificación?
1.- Egoísmo:
Inmoderado amor de uno mismo que le hace pensar únicamente en su interés personal.  Egocentrismo.
2.- La auto justificación:
Tendencia a justificarse a sí mismo, a probarse a uno mismo que tiene la razón.  Alto grado del arte de justificar la manera de beber, de comer y la conducta de uno, haciendo malabarismos mentales.  Pretextos que llamamos razones.
3.- Falta de honradez en la manera de pensar:
Carencia de probidad, de integridad en las reflexiones que uno hace.  Es otra forma de mentir, hasta es posible que usemos como base una hipótesis de hechos y verdades, pero a través de una serie de malabarismos mentales, llegamos precisamente a la conclusión que nos habíamos propuesto llegar.
4.- Engreimiento
Envanecimiento, orgullo (1 de los 7 pecados capitales)
5. - Resentimiento
Disgusto que se experimenta por algo.  Es el desagrado emanado de un daño, real o imaginario, que va acompañado de exacerbación, de odio.  Es uno de los defectos que más nos perjudica.
6.- Intolerancia
Falta de indulgencia hacia lo que no se puede impedir.  Renuncia a transigir con creencias (religiosas o políticas), ideas, costumbres, etc., que difieren de las de uno.
7.- Impaciencia
Carencia de la cualidad de saber esperar con tranquilidad las cosas que tardan.
8.- Envidia
9.- Hipocresía
Vicio que consiste en la afectación de una virtud o cualidad que uno no tiene.
10.-Morosidad
Lentitud, tardanza en hacer una cosa.  Posponer las cosas que uno sabe que tiene que hacer.  Dejar las cosas para mañana.
11.- Auto - conmiseración
Compasión, sensibilidad excesiva por el mal que padece uno mismo.  Defecto insidioso de la personalidad y señal de peligro, al que se debe estar muy alerta.
12.- Susceptibilidad excesiva
Exceso de delicadeza, de genio.  Nimiedad de carácter.
13.- Miedo
Sentimiento de inquietud por un peligro real o imaginario.  Si aceptamos ponernos en las manos de Dios y encaramos con honradez lo que realmente somos, entonces el fantasma del miedo desaparece.

D.- Las virtudes, actitudes y responsabilidades (corrigiéndonos)
Cuando estamos mal espiritualmente, emocionalmente, existe un vacío en nuestras vidas, ese vacío para ser llenado requiere que nos volvamos hacia adentro de nosotros mismos, nos analicemos, reflexionemos y entremos en contacto con Dios, sea cual sea la forma en que concibamos a Dios.  Él nos irá llenando y nos indicara l0 que debemos hacer.

Y para entrar en contacto con Dios debemos "limpiarnos" lo más posible, nosotros mismos, eliminar esos defectos de carácter y reemplazarlos con elementos más apropiados para llevar una vida más satisfactoria.  No luchemos contra nuestros defectos, reemplacémoslos con las virtudes.