OTRA VEZ CON LOS DERECHOS DE LOS GAYS

La vida en sociedad implica respetar las tesis y las ideas de quienes piensan distinto que uno. Esa sería la base, el mínimo de los mínimos que facilitan y permiten la vida en sociedad, la pluralidad enriquece la vida en comunidad nutriéndola. Este respeto se conoce técnicamente como tolerancia, pero tal tolerancia es de doble vía, yo tolero sus ideas y las respeto, pero usted, también tolera y respeta las mías.

Pero ahora resulta que un grupo minoritario de la población, el de los homosexuales, que en principio comenzó pidiendo cosas sensatas, proporcionadas y de sentido común, como respeto, ha decidido imponernos a los demás, el resto de sus ideas. En principio no se le vio problema, pues no más que grupo social abogando por sus derechos, los cuales, según ellos, eran “pisoteados” por el resto del conglomerado social. No iban detrás de la justicia, tampoco por el bien común, eran tesis, que sí bien no eran intrínsecamente buenas, tampoco causaban daño al resto, es decir se podía convivir con ellas, se toleraban.

Ahora, vemos y leemos con muchísima frecuencia, argumentos tendientes a demostrar que la homosexualidad es una condición con la que se nace, pero también y con la misma intensidad argumentos enderezados a demostrar que es una opción de vida, o sea, qué lo que para unos es una condición natural, se nace homosexual, y lo que hay que hacer es reconocerlo y aceptarlo, para otros es una opción de vida, un acto de la voluntad, una opción moral.

Y comienza el problema, la argumentación repetitiva y mamona de ideas y raciocinios más o menos estructurados, encaminados a demostrar que ellos, los gays, están en lo correcto y los heterosexuales no. En el primer grado de argumentación, quienes aceptan sus ideas son normales, a pesar de ser heterosexuales, pero si por alguna razón se les lleva la contraria, arrancando en homofóbico se va subiendo gradualmente en la escala del odio, hasta llegar al punto de que quien no quiere a los homosexuales es un reprimido al que le da miedo salir del closet. Quién odia a los maricas o a las lesbianas, está disimulando su propia homosexualidad, por eso el no gay no alega, porque si lo hace reconoce que todavía está dentro del closet y le da miedo salir???

Hasta aquí bien, cada quien es libre de hacer con su vida y de su vida lo que le parezca. No se juzga, no se opina, no se comenta, cada quien con su conciencia. Pero resulta que el problema se sale de control e invade la órbita de los derechos de los demás, cuando pasamos a la etapa de pedir derechos y garantías especiales para ellos, como si fueran una categoría especial de ciudadanos, o son iguales como se alega o son diferentes, al fin qué?

Otra vez arranca la andanada de argumentaciones para demostrarnos a todos que la homosexualidad está bien, y que los homosexuales son normales, lo que francamente no tendría nada de malo ni a nadie importaría, sino es porque ellos no conciben demostrar su condición sino a través de la prueba de que eso es lo bueno y lo otro es lo malo y más si como en este escrito lleva a aseverar que lo de ellos está mal, lloverán acusaciones de homofobia, de intolerancia, de caverna y quien sabe de cuantas otras cosas, en algunas ocasiones, alcanzan a ser hasta ingeniosos y chistosos. Si la vaina fuera tan buena y tan natural, como argumentan, no tendrían que estar haciendo tantas vainas para probar que es normal. Su prueba caería por sí sola, como ocurre con casi todas las otras condiciones de la naturaleza humana y sería innecesario alegarla.

En estos últimos días, han pasado muchas cosas en esa materia, algunas de las cuales han llamado mi atención, hoy martes se radico un proyecto de ley en favor del matrimonio gay, el domingo en la revista Semana aparece un tal cura gaucho llamado Nicolas Alessio que apoya la homosexualidad, el matrimonio gay y que renunció a la iglesia y bien lo hace cuando su prédica va en contravía de tantos de los principios y enseñanzas de la iglesia; Hace unos días en Argentina se aprobó el matrimonio homosexual y lo que hemos leído es la apología total de dicho tipo de relación, porque en ella hay verdadero amor del corazón y otra tanta suerte de mentiras y despropósitos, y que en Colombia, por no haberlo aprobado aún, que esto o aquello y que homofóbicos y retardatarios y locas de closet y etcétera, salvo claro está que uno apoye esa cosa, es ese caso sí estás salvado; hace un mes anunció National Geographic en televisión una serie sobre la homosexualidad en los animales, y es fácil adivinar para donde van, se trata de probar cómo en la naturaleza y de manera silvestre se ve la homosexualidad como en los hombres y que por eso... Se trata ahora de probar que es una cosa de nacimiento cuando hace solamente meses era cuestión de opciones. Había que respetarlos porque ellos habían asumido dicha opción. Hoy se nace así, ayer era una opción que se tomaba, cómo será mañana.

Esta nueva sociedad nos ha llevado a asumir como verdaderas y bien intencionadas muchas ideas y conductas que están lejos de serlo, así ocurre con la homosexualidad, está claro que ellos tienen derecho, el mismo que nosotros a compartir los espacios de convivencia social y tienen los mismos derechos básicos de todos los demás, pero lejos están de tener por su condición mejores derechos que los de la mayoría. Debemos aprender a convivir con las cosas que a ellos les parecen, así a nosotros nos parezca mal.

Por eso, su estilo de vida, a pesar de que nos parezca malo se tolera. Pero ojo, la tolerancia simplemente es una condición que permite la vida en sociedad, todos los argumentos que lleven a considerarla como virtud, son una falacia. Por la modernidad e influencia de los medios de comunicación, hemos visto como muchas personas asumen liderazgos sociales y sus ideas, terminan convirtiéndose, cómo en guías morales. Al sacerdote que expone los principios de la moral católica, le concedemos atención, en el mejor de los casos, a los 10 minutos de la homilía dominical, pero en cambio le damos horas a los directores de televisión, a sabiendas de que su moral si no retorcida por lo menos es bastante deficiente y basta ver cualquier película para darse cuenta. El 99% no pasan un examen menor de moralidad.

Por lo pronto la tradición católica ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso (canon 2357, del catecismo de la Iglesia Católica).

La Iglesia Católica no puede creer, compartir o aprobar el matrimonio homosexual, y los sacerdotes que así lo dicen están mintiendo abierta y descaradamente, buscando quien sabe qué y en apoyo de quién sabe quiénes. Pero curiosamente todo parece orquestado, todos los movimientos son coordinados y por lo tanto parecen concertados.

Por favor señores y señoras (???) gays cierren la puerta del closet, respétennos a quienes pensamos diferente de ustedes y dejen de socavar la estabilidad de la sociedad, ya no es cuestión de tolerancia sino de respeto. La ley debe seguir a la naturaleza, por más legal que vuelvan el matrimonio entre personas del mismo sexo, se debe tener en cuenta que Dios, mujer y hombre nos creó. Dejen de robarle el significado a las palabras, matrimonio es por definición entre un hombre y una mujer, la familia se estructura dentro del matrimonio. Ustedes están atacando la sociedad en su unidad más básica.

Debemos oponernos a ese tipo de legislación, es injusta, es contraria al bien común, después viene seguida de la adopción.

En cada uno de los actos de su vida el hombre hace el ejercicio moral de discernir lo que está bien de lo que está mal, por su propia naturaleza tiende al bien y su conciencia le indica siempre lo qué está bien y lo qué está mal, el ejercicio moral consiste exclusivamente en escoger lo bueno sobre lo malo, prefiriéndolo. Este ejercicio se facilita cuando la conciencia moral está cultivada. Por naturaleza está inclinado al bien, a lo bueno, por regla siempre busca lo bueno, lo buenos se ama y lo malo se rechaza. Así de simple.

Cuando se elige algo que no es un bien, no se está siendo libre, y es por eso qué, paradójicamente, cuando uno hace lo que le da la gana pierde su libertad y se esclaviza de las pasiones. Quien elige, al escoger entre un bien y una de sus pasiones a esta, se está dejando dominar por ella, perdiendo capacidad y en consecuencia esclavizándose por ella. Está siendo el menos libre de todos pues la libertad consiste en escoger entre dos bienes el mejor.

La sociedad debe permitir y propender por el desarrollo moral de las personas. Lo justo obliga en conciencia y a nivel colectivo persigue al bien común y también obliga, lo justo como lo bueno, se ama. A la ley injusta la persona en lo individual y la sociedad en conjunto deben oponerse, pues la ley injusta es contraria al bien común.