LA CUARESMA ES TIEMPO DE DESIERTO



Este es el texto que pude reconstruir de una prédica que escuche hace pocos días sobre el tiempo de cuaresma, lo comparto. 

La cuaresma inicia con el miércoles de ceniza y cierra con el domingo de ramos.  Jesús fue llevado al desierto para hacer ayuno y ser tentado por el demonio.

El tiempo de cuaresma es un tiempo para que descubramos quienes somos.  El Señor nos dio un mensaje de triunfo sobre la tentación, el fue tentado y venció la tentación, se quedó y afrontó la cruz.

El Señor en el desierto vive la tentación, allí el diablo lo tienta de tres formas:  con las piedras, en el pináculo del Templo y en el monte alto.

El Desierto en la palabra significa un lugar que Dios no ha bendecido, es un lugar abandonado dejado a su suerte, Dios quiso que su pueblo pasara por él, el paso por el desierto siempre hace alusión a un tiempo, es un paso con un objetivo, el de ser tentados por el diablo  y vencer la tentación.

El pueblo elegido salió de Egipto y en su paso por el desierto podemos ver tres realidades:  la primera, que en el desierto está clarísima la presencia de Dios; la segunda, que el desierto es un momento de adorar a Dios; y por último, la tercera el pueblo se hace un becerro y es vencido por la tentación.

Por eso la cuaresma para nosotros es un tiempo para descubrir quienes somos, pues por nuestra propia debilidad ante la duda, ante el sufrimiento huimos, es el caso del becerro, o cuando los judíos pidieron a Moisés que los regresara a Egipto, pues allá a la final no les faltaba nada.  Ese es el problema de hoy en día que huimos de nuestra cruz.  Recordemos que Dios triunfa sobre la infidelidad del pueblo, Él siempre está salvándonos.

Nuestro Señor Jesucristo vence para que yo lo pueda hacer.  El vence todo, pues es el agua viva.

En Mateo 4 1,11 el evangelista nos relata como Jesús es tentado por el diablo.  “Por aquel tiempo Jesús fue conducido al desierto por el espíritu para que fuese tentado por el diablo.  Ayunó cuarenta días y cuarenta noches, después de lo cual tuvo hambre.  Entonces el tentador se aproximó y le dijo:  “si tu eres el Hijo de Dios manda que estas piedras se vuelvan panes”.  Más Él replicó y dijo “está escrito no de pan solo vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.  Entonces lo llevó el diablo a la ciudad Santa y lo puso sobre el pináculo del Templo y le dijo “si tu eres el Hijo de Dios échate abajo, porque está escrito “Él dará órdenes a sus ángeles a cerca de Ti, y te llevarán en palmas para que no lastimes tu pie contra alguna piedra”.  Respondióle Jesús:  “también está escrito“.  No tentarás al Señor tu Dios”.  De nuevo lo llevó el diablo a una montaña muy alta, y mostrándole todos los reinos del mundo y su gloria, le dijo.  “Yo te daré todo esto si postrándote me adoras”.  Entonces Jesús le dijo:  “Vete Satanás, porque está escrito:  Adorarás al Señor tu Dios, y a Él solo servirás”.  Dejole entonces el diablo y he aquí que ángeles se acercaron para servirle”.

Lo fundamental del cristianismo es que seguimos a Cristo llevados por su Espíritu, la cuaresma es una invitación a estar atentos al espíritu.  Para que cuando nos inspire podamos decir sí, sí quiero.

Tentar es poner a alguien a prueba por experiencia.  La cuaresma es, pues, una época para vivir la experiencia de la prueba.  Nuestro Señor Jesucristo, por su parte, fue probado en todo menos en el pecado.  La peor tentación que tenemos los hombres es la tentación de huir de la Cruz, la tentación de evitar el sufrimiento.  “Padre mío, si es posible, pase este cáliz lejos de Mí; mas no como Yo quiero, sino como Tu.  El combate viene es al final, cuando las fuerzas faltan.

La primera tentación la pone el demonio a Nuestro Señor Jesucristo cuando le dice “manda que estas piedras se vuelvan panes”, esta es la tentación de usar las propias facultades en beneficio propio, para llevarlo a uno a abusar de una posición concreta, tiene que ver con nuestra relación con los bienes materiales.

Es importante tener en cuenta que la palabra de Dios debe ser leída e interpretada en la Iglesia porque su interpretación puede usarse para el mal, tal y como trató de hacerlo el diablo con Nuestro Señor Jesucristo.  Esta tentación la enfrentamos con ayuno.  La virgen en innumerables ocasiones nos está invitando a que ayunemos, y el ayuno es pasar el día sin comer.

Después, para la segunda tentación, “lo llevó el diablo a la ciudad Santa y lo puso sobre el pináculo del Templo, esta tentación es para hacerlo desviar la mirada, es la tentación que me lleva a desenfocarme de lo que el Señor quiere que yo haga y me lleva a que esté pendiente de lo que la gente mira en mí, me lleva a hacer mi parecer.  Es la tentación de prescindir de los planes de Dios y huir de la cruz para tomar la vía más corte es el pare de sufrir.  Para hacerle frente la Iglesia nos propone la oración, pues orando es que redescubrimos la voluntad de Dios.  Acá la clave es hacer oración mental, la oración personal que tengo con quien tengo certeza que me ama, en esta oración debo quitar los ruidos que me apartan de Dios.

La tercera y última tentación lo llevó el diablo a una montaña muy alta, y mostrándole todos los reinos del mundo y su gloria, le dijo.  “Yo te daré todo esto si postrándote me adoras”.  Esta es la tentación de la idolatría:  “Yo te daré todo esto si postrándote me adoras”.  Contra esta tentación, la Iglesia recomienda dar limosna y la limosna se debe dar hasta que duela como decía Sor Teresa de Calcuta, así en ese dar, redimensiono mi relación con los demás. 

“Entonces Jesús le dijo “Vete Satanás, porque está escrito:  Adorarás al Señor tu Dios, y a Él solo servirás”.  Esto es un llamado de atención, una alerta de emergencia, pues nuestra vida no es un juego debemos hacer lo que tenemos que hacer y no aceptar los engaños del demonio.  Cada vez que se me presente el demonio debo decirle:  Apártate Satanás, solo adoraré a mi Señor mi Dios y solo a Él serviré.

En cuanto al culto al señor en época de cuaresma la tarea que se nos plantea es descubrir la importancia de la liturgia de este tiempo y vivir profundamente la Santa Misa, confesarnos, y al celebrar el sacramento de la confesión, renovar el sacramento llamando a cada uno de los pecados por su nombre.

Contra la tentación de usar los bienes en beneficio propio, la tarea que se plantea es hacer ayuno.

Contra la tentación de usar los dones y los carismas para que los demás me vean haciéndolo y me admiren por ello, la tarea que se plantea es oración.

Contra la tentación de la idolatría, la tarea que me plantea la Iglesia es dar limosna.

En últimas son las tres recomendaciones que siempre ha dado la Iglesia para la época de cuaresma:  ayunar, orar y ofrendar.