SOBRE ISRAEL Y GAZA

Desde siempre el pueblo judío vive en el territorio donde actualmente queda el estado de Israel. Hay argumentos históricos, jurídicos, prácticos, y militares que respaldan sus pretensiones de tener un Estado, de ejercer soberanía territorial sobre el mismo y sobre todo de ejercer el derecho a tener una familia, un trabajo, unos amigos. El derecho de tener, pasado, presente y futuro relacionado a un territorio y a trabajar hoy, para dejar a sus hijos un mañana. Un lugar “donde los judíos pudieran encontrar un santuario y autodeterminación, y trabajar por el renacimiento de su civilización y cultura”

1. Según narra la biblia en el libro del Génesis y en el de los números, Dios prometió la tierra al patriarca Abraham, más o menos entre el 2.000 y el 1.500 antes de Jesucristo. Luego de muchos avatares, todos disponibles para lectura en cualquier manual de historia sagrada, como la esclavitud en Egipto, el paso del mar rojo, el deambular por el desierto por 40 años, el maná que cayó del cielo, etcétera, fueron dirigidos personalmente por Dios a la tierra prometida, que queda donde hoy está el estado de Israel y a donde llegaron aproximadamente hacia los 1.300 antes de Cristo, y en la que estuvieron de manera continua e ininterrumpida hasta cuando en el año 70 después de Cristo, con la destrucción del segundo templo de Jerusalén se da comienzo a la diáspora y es expulsado el pueblo de su tierra, se calcula que su casi total expulsión se concretó para el 135. No todos salen, una parte importante se queda, prospera y para el siglo IX se encuentran plenamente restablecidas grandes comunidades de judíos en Jerusalén y Tiberias, para el XI, también en Rafa, Gaza, Ascalón, Jafa y Cesarea.

Hacia el siglo XII la comunidad judía, junto con los árabes, musulmanes y cristianos que ya habitan en Palestina, es mermada nuevamente por cuenta de los cruzados, malaria, y tantos etcéteras que suceden en varios siglos. Durante los siglos siguientes, XIII, XIV y XV, la comunidad se repone nuevamente, hasta llegar a mas o menos unas cien mil personas que habitan en el actual territorio de Israel y que sirven de base para que durante los últimos 30 años del siglo XIX y primeros 48 del siglo XX se restablezca el Estado judío.

Por el lado de los palestinos, encontramos que: cuando comenzaron las invasiones musulmanas en el siglo VII muchas personas comenzaron a hablar árabe en Territorio de la Palestina, pero ningún estado árabe o palestino funcionó allí y se destaca que, antes de la resolución de partición de las Naciones Unidas en 1948, los árabes palestinos no se veían como una entidad separada o independiente.

En el primer congreso de Asociaciones musulmano-crstianas, que se reunió en Jerusalén en 1919 para elegir los representantes de Palestina a la Conferencia de Paz en París y adoptó la siguiente resolución: “Consideramos Palestina como parte de la Siria Árabe, ya que nunca se ha separado de ella en ninguna época. Estamos conectados con ella por vínculos, nacionales, religiosos, lingüísticos, naturales, económicos y geográficos”.

Años después, el representante del Supremo Comité Árabe antes las Naciones Unidas presentó una declaración a la Asamblea General en mayo de 1947 en la que sostenía que Palestina era parte de la provincia de Siria y que políticamente los árabes de Palestina nunca fueron independientes en el sentido de formar una entidad política separada.

El nacionalismo árabe palestino es en gran medida un fenómeno posterior a la primera guerra mundial que adquiere importancia después de la guerra de los seis días en 1967 y de la toma de Cisjordania por parte de Israel.

Los vínculos histórico de los Palestinos con el territorio se han tratado de ubicar hacia más o menos 1.000 años atrás pero hasta los mismos historiadores árabes dudan de la presencia árabe tan lejos en el tiempo, incluso los han tratado de vincular con los filisteos y con los cananeos, pero nunca se ha podido probar, de todas maneras, asumiendo que así sea, no se compara con los más de 3.000 años que los judíos tienen respecto del mismo territorio, ni con el vínculo real con los primeros hebreos.

2. El pueblo judío colonizó y cultivo la tierra. Durante muchos siglos Palestina fue un territorio escasamente poblado, pobremente cultivado y en extremo abandonado, de colinas erosionadas, desiertos arenosos y ciénagas infectadas de malaria.

La Real Comisión sobre Palestina en 1913 en un informe escribió: “la carretera que va de Gaza al norte era solo un camino de verano adecuado para el transporte de camellos y carretas... no había naranjales, ni se veían huertos, ni viñedos hasta que uno llegaba a la aldea judía de Yabna... La parte occidental hacia el mar, era casi un desierto... Las aldeas en esta área eran pocas y escasamente pobladas. Muchas ruinas de aldeas salpicaban la región, pero debido a la frecuencia de la malaria, muchas de ellas habían sido abandonadas por sus habitantes.

En 1.867, al referirse a Palestina, Mark Twain, la describió “como una país desolado cuyo suelo es bastante rico, pero tomado enteramente por las malezas: una extensión callada y triste... La desolación es tal que ni siquiera la imaginación puede congraciarse con el esplendor de la vida y la acción. Nunca vimos a un ser humano en toda la ruta. Apenas si había un árbol o arbusto en alguna parte. Hasta los olivos y los cactus, esos constantes amigos de los suelos más pobres, casi han desertado del país”.

3. La comunidad internacional le concedió al pueblo judío soberanía política en Palestina. A finales del siglo XIX en Europa, hubo un surgimiento del antisemitismo religioso y racista, que condujo al resurgimiento de pogromos en Rusia y en Europa Oriental, lo que estimuló la migración judía de Europa a Palestina. A finales del siglo XIX se organizó formalmente el movimiento político sionista, que aspiraba a la restauración del hogar nacional judío en Palestina: “donde los judíos pudieran encontrar un santuario y autodeterminación, y trabajar por el renacimiento de su civilización y cultura”

Con el holocausto de la segunda guerra mundial, fue cada vez más evidente y cada vez más urgente la necesidad de permitir que os judíos tuvieran un territorio propio, así lo comenzó a sentir la comunidad internacional y comenzaron a trabajar en esa dirección.

Los británicos, que ejercían el mandato sobre el territorio de Palestina, intentaron un acuerdo inicial que fuera satisfactorio para árabes y judíos, pero el rechazo de los primeros lo hizo inviable, en consecuencia se le entregó la decisión a las Naciones Unidas, quién nombró una comisión de naciones, para tratar de lograrlo.

Se integró la comisión y Canadá, Checoslovaquia, Guatemala, Holanda, Perú, Suecia y Uruguay, recomendaron la existencia de dos estados separados, uno árabe y otro judío, unidos en una comunidad económica, con Jerusalén, como capital internacional, India, Irán y Yugoslavia por su parte, recomendaron un estado unitario con provincias árabes y judías. Australia no opinó.

Los árabes pretendían un estado árabe unitario, en el que no se reconocían derechos a los judíos, lo que fue rechazado por el comité ad hoc de las Naciones Unidas, los judíos por su parte, no estaban del todo satisfechos con el pequeño territorio que les asignaba la comisión, ni mucho menos con el hecho de que Jerusalén fuese separada del estado judío, pero, finalmente, aceptaron.

Las Naciones Unidas adoptaron la tesis de dividir el territorio, por 33 votos a favor, 13 en contra y 10 abstenciones el 29 de noviembre de 1947 y asignaron el territorio para el renacimiento del estado de Israel.

Estas, son las razones históricas, jurídicas y religiosas que sustentan el derecho de los israelitas a tener territorio, ejercer soberanía sobre el mismo, pero si quedan cortas o no se cree en ellas debe tenerse, siempre, presente que Israel tiene uno de los mejores ejércitos del mundo y está dispuesto a defender sus pretensiones con toda la fuerza que sea necesaria.

Pero, también se debe tener en cuenta que cada uno de ellos está dispuesto a morir por su patria, no como ocurre en las filas de los árabes, que están dispuestos a que mueran los niños que envían a que se inmolen en los centros urbanos judíos.

En todas las guerras en que ha participado el ejército israelí, sin excepción, ha ganado, en la que más se le ha dificultado tal vez, fue en la del Yom Kipur de 1.973, en que le tomó dos semanas acabar con la invasión, 1.400 tanques y 80.000 soldados egipcios atacaron por sorpresa a Israel, durante dos días estuvo a la defensiva y luego de movilizados los reservistas aplastó a las fuerzas invasoras y llevó la guerra a Siria y Egipto, pero no solo los sirios y egipcios participaron, Irak transfirió un escuadrón de aviones caza a Egipto días antes de la guerra, durante la guerra una división de 18.000 hombres y varios cientos de tanques fueron movilizados al Golán Central, Arabia Saudita y Kuwait financiaron y enviaron cerca de 3.000 hombres al frente de batalla, los libaneses también participaron, países norafricanos, Jordania, en fin todo el medio oriente y los soviéticos estuvieron involucrados, y solo dos semanas fueron necesarias para contener, regresar y aplastar la invasión.

En los primeros años del Estado moderno, todas las apuestas eran en su contra, estaban mal armados, mal equipados, no tenían entrenamiento previo, ni respaldo, sus aliados solo lo eran en cocteles, pero ninguno aportaba armas, o tropas, o plata, los judíos se armaron solos, a su propia cuenta y riesgo, se defendieron de los embates de los árabes que querían echarlos al mar. Esa historia ya está escrita, y lo está en mayúsculas, todas las batallas, las han perdido los enemigos de Israel.

Los árabes, le temen a los judíos, los odian con miedo, en 1967, antes de la guerra de los seis días, Nasser decía “Los ejércitos de Egipto, Jordania, Siria y Líbano se ciernen sobre las fronteras de Israel... para enfrentar el desafío, mientras están detrás de nosotros los ejércitos de Irak, Argelia, Kuwait, Sudán, y toda la Nación Árabe. Esta acción asombrará al mundo. Hoy sabrán que los árabes están preparados para la batalla, el momento crítico ha llegado. Hemos alcanzado la etapa de la auténtica acción y no de de las declaraciones”.

A la retórica le sumaron la movilización de 250.000 soldados, más de 2.000 tanques y 700 aviones. Por lo menos curioso, que se junten todos los árabes en contra de una minúscula nación, que habita en 8.000 millas cuadradas del en ese entonces inhóspito y malsano desierto.

Luego de solo seis días de combate, los israelitas traspasaron las líneas enemigas y estaban en posición de marchar sobre el Cairo, Damasco y Amán. Y los árabes pidieron un cese de fuego.

Como consecuencia, el Estado de Israel triplicó su tamaño de 8.000 a 26.000 millas cuadradas Y capturaron los territorios del Sinaí, las Alturas del Golán, LA FRANJA DE GAZA y Cisjordania, así como la destrucción de por lo menos el 80% de los ejércitos enemigos.

En la negociación de la paz, Israel devolvió territorios así, la totalidad del Sinaí a Egipto, la casi totalidad del franja de Gaza y más de 40% de Cisjordania a los palestinos para establecer la Autoridad Palestina.

A hoy, casi el 100% de los territorios obtenidos han sido devueltos a los árabes en el curos de múltiples negociaciones.

Luego de esta guerra de seis días, la Liga Árabe dio inicio a lo que se conoce como la guerra de desgaste, que se sucedió entre 1967 y 1970 y que consistía en una serie de ataques a Israel que fueran debidamente calculados para que no generaran una respuesta militar total, pero que en cambio obligaran a llamar reservistas obligando a un desgaste permanente de la moral y de la economía israelitas.

Esta guerra produjo la muerte de 1424 soldados y la de más de 100 civiles y que, 2.000 militares y 700 civiles resultaran heridos.

Cuando esta guerra se dio por terminada, uno de los principales asesores de Sadat escribió en el periódico: “La política árabe en esta etapa no tiene sino dos objetivos: El primero es la eliminación de las trazas de la agresión de 1967 mediante una retirada israelí de todos los territorios que ocupó ese año. El segundo objetivo es la eliminación de las trazas de la agresión de 1948, por medio de la eliminación del Estado de Israel mismo”.

La historia moderna de Israel y su relación con los vecinos se escribe en esa lógica, por un lado agresión permanente para tratar de socavar la moral israelí o mermar sus finanzas o desmoralizar sus tropas o sus pobladores y por el otro odio total a la presencia de los israelitas en esos territorios.

La franja de Gaza, fue una de las provincias que administró el mandato británico de Palestina, luego de la partición quedó asignada al estado palestino, pero en la guerra de 1948, el territorio quedó ocupado militarmente por Egipto.
En la guerra de los seis días Israel la conquistó y permaneció bajo su control hasta 1.994, cuando mediante los acuerdos de Oslo se entregó a la Autoridad Nacional Palestina el 80% del territorio.
Desde que Israel tomó control de la franja se instalaron colonias de población civil judía, las cuales fueron causantes de muchísimas fricciones con los palestinos, y cómo, según el derecho internacional, la Franja de Gaza es parte del territorio palestino, el Parlamento israelí aprobó “la desconexión”, la cual se hizo efectiva en el 2.005. Según el plan los palestinos recuperaron todo el territorio de la Franja de Gaza, pero los israelitas mantuvieron el control de las fronteras, el espacio aéreo y el mar territorial.
Hasta el año 2000 unos 30.000 palestinos habitantes de Gaza trabajaban en las industrias israelíes, teniendo en cuenta los cálculos del Banco Mundial para el efecto, de cada uno de esos empleados dependían 7 personas, la intifada de septiembre de 2.000 puso fin a eso y para el 2.003 solo trabajaban unos 4.000 palestinos.
En el 2006 el Hamás luego de las elecciones tomó el control de franja, una vez más, desconoció la existencia del Estado de Israel y se negó a reconocer los acuerdos firmados por la antigua OLP, expulsó a funcionarios vinculados con Al Fatah y demás autoridades, ha venido consolidando progresivamente su presencia y su poder militar, pero ha permitido el lanzamiento continuo de misiles Qassam contra blancos civiles al otro lado de la frontera por eso Israel ha cerrado todos los accesos a la Franja de Gaza, suspendiendo el suministro de mercancías.
El famoso bloqueo ni está generando hambrunas, ni nada de las carretas que el comunismo internacional nos quiere vender. La llegada de los barcos con ayuda humanitaria había sido prohibida por las autoridades israelitas desde varias semanas antes a su ocurrencia, de hecho habían dicho que todas ellas deberían llegar al puerto de Ashdod Israel desde donde podría ser desembarcada la ayuda y transferida posteriormente a la zona de la Franja
Imágenes de la ayuda humanitaria descargada del Mavi Marmara se pueden ver en el siguiente vínculo de internet. http://www.flix.co.il/tapuz/showVideo.asp?m=3423928