PIEDRA ANGULAR

Hemos llegado al convencimiento que la religión católica se debe estudiar de manera sistemática, ordenadamente, pues ese orden esa profundidad en el conocimiento vendría a ser “La piedra angular” de todo lo que será nuestra vida espiritual, una religiosidad exenta de fanatismos y de errores y sobre todo de llenar esa falta de criterio que nos hace ir por todas partes creyendo en cuanta pendejada se nos dice, aún a sabiendas de que en estos tiempos aparecerán engañadores que vendrán a robarnos el alma.

Por falta de conocimiento creemos todo lo que se nos dice, venga de sacerdote o de laico y aún del mismo Papa o los máximos jerarcas de la Iglesia, y por esa falta de conocimiento es que estamos en riesgo de perecer, el conocimiento que queremos compartir no será más profundo que el que podían tener los bachilleres de la primera mitad del siglo XX, no es más que eso, no nos vamos a meter en honduras filosóficas o teológicas, únicamente nos quedaremos en lo básico, que desafortunadamente ni las propias jerarquías de la Iglesia Católica actual parecen conocer.  La idea será coger la teología existente y ponerla en términos que cualquiera la pueda entender.

Pero por qué Piedra Angular, porque este concepto de piedra angular o piedra base se deriva de la primera piedra en la construcción de un edifico, es la primera de toda la cimentación de albañilería, y es sumamente importante, porque todas las otras piedras se establecerán con referencia a ella, y determinará la posición de toda la estructura, de la manera cómo se ponga la Piedra Angular dependerá la dirección que tome todo el edificio.

Dice Wikipedia, que se refiere, en una edificación, a la piedra, usualmente de gran tamaño, que se colocaba en una esquina para darle rigidez, al sostener o unir dos grandes lienzos de muro.  Puede estar embellecida, sirviendo en este caso no sólo como refuerzo, sino como decoración.  Con el tiempo se convirtió en uno de los pilares de mampostería de piedra ceremonial, o la réplica, situada en un lugar destacado en el exterior de un edificio, con una inscripción en la piedra que indica la fecha de construcción del edificio y el nombre del arquitecto, constructor u otras personas de relieve.  El rito de poner una piedra angular es un componente cultural importante de la arquitectura occidental y metafóricamente en la arquitectura sacra en general.

En un momento dado, en pasaje de Mateo capítulo 16 versículos 13 al 20, que más adelante analizaremos a profundidad, vemos la gran confesión de Pedro, cuando inspirado por Dios le dice a Nuestro Señor: “tú eres el Cristo, el hijo del Dios vivo” y la respuesta de Jesús que no fue menos impresionante cuando le dice “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”.  Lo que ocurrió en ese momento y que se confirmó con esta frase, es que ni más ni menos Nuestro Señor Jesucristo fundó la Iglesia.

Jesús se dirigió a Simón Bar Jonás, uno de los que formarían parte de Sus doce apóstoles y Jesús le cambia el nombre por el de Pedro. Este nombre no aparece en ningún escrito de la antigüedad, hasta que Jesús se lo da a Simón.  Pedro es un nombre propio que tomó de la palabra "Petras" que quiere decir "Roca" en griego.  Existen en este idioma 7 palabras para definir piedra; cuando se aplica a Jesús se utiliza "Acroniagos" que quiere decir "Piedra Angular" y  Pedro significa "Roca Firme".

Pedro es la única persona del Nuevo Testamento que recibe un nuevo nombre de parte de Jesús.  En el Antiguo Testamento, cuando Dios va hacer un pacto con un hombre, le cambia de nombre y le da uno de acuerdo con la misión que va a realizar; como por ejemplo Abram, cuyo nombre fue cambiado por Abrahám que quiere decir "Padre de muchedumbres", ésa sería su misión, ser el padre en la fe de millones de hombres (cf. Gen 17: 4-8).  Tenemos también a Jacob, cuyo nombre fue cambiado por el de Israel que quiere decir "Fuerza de Dios".

Jesús reconoce en Simón, la fe sólida en la cual debía fundarse la Iglesia y por esa razón le asigna la misión de ser la roca firme sobre la cual se sostiene aún después de 2,000 años.  A partir de la misión recibida, Simón pasa a ocupar el primer lugar entre los apóstoles (Mc 3 : 16-19; Lc 6: 14-16). En Lucas 22: 31-32, Jesús esclarece la misión de Pedro de confirmar en la fe a los demás apóstoles y apacentar al pueblo de Dios (cf. Jn 21: 15-19), como continuación del trabajo del Buen Pastor.

San Pedro es mi santo favorito y más aún antes de haber recibido la efusión del Espíritu Santo, pues, que tanto se parecía a nosotros ese Pedro, impulsivo, sanguíneo, pronto a la respuesta y metiéndose, por ello, en problemas frecuente  con Nuestro señor Jesucristo.  Porque después del pentecostés ya se convirtió en una persona fuera de serie, a la que solo podemos imitar, ojalá llegar a parecernos en mínima parte a él.

Estas, así grosso modo, son las principales razones por las que hablamos de la Piedra Angular, de por qué este es el nuevo título de este blog, y del grupo que se conformará, así como del programa de radio en Radio amiga Internacional.

Muchas personas hablan de religión, de la Biblia, del catecismo, de prácticas de piedad, de los varios temas, pero ninguna enseña la religión de manera sistemática y ordenada.

Acá, en “La Piedra Angular” expondremos la Doctrina Cristiana, como la Iglesia siempre la ha enseñado, clasificada según los siguientes grupos: en primer lugar, las verdades que debemos creer; en segundo, los deberes que hemos de practicar; en tercer lugar, los medios que hemos de emplear para santificarnos; en cuarto, la oración; en quinto lugar las vidas de los santos; y, por último, en sexto lugar, algo de apologética. 



Las verdades son los artículos de nuestra Fe, o sea, el Credo, es lo que tenemos que saber; los deberes son la Moral, o sea, los 10 Mandamientos de Dios, es decir lo que tenemos que hacer o dejar de hacer; Los medios de santificación, son los Siete Sacramentos, es decir los medios que nuestro Señor nos dejó para santificarnos; la Oración, las diferentes composiciones de palabras que en dos mil años la Iglesia ha reconocido para elevar nuestra espíritu y nuestra alma a Dios, principalmente haremos énfasis en aquellas que han sido privilegiadas por la Iglesia con indulgencias.

No hay comentarios.: