Históricamente, las declaraciones
de los papas y en general de los jerarcas de la Iglesia Católica han sido muy difundidas
para controvertirlas, los prelados contaban las verdades del Evangelio, las
consecuencias positivas que se seguirían de su observancia, o por el contrario
las negativas que se seguirían de su inobservancia, sus declaraciones normalmente
increpaban y desnudaban las intenciones de las almas de las personas, confrontaban
el mundo del deber ser con el mundo del ser y al hacerlo, sus palabras se
convertían en espadas de doble filo, cortando al entrar y al salir, constituyéndose
en signos de contradicción para toda la humanidad, por lo tanto pocos los
querían y muchos los odiaban.
Es necesario recordar también, que
la palabra de Dios que proclamaban estaba viva en sus labios y era eficaz, y como
consecuencia penetraba hasta el alma y el espíritu, las coyunturas y los
tuétanos, y desnudaba los pensamientos y las intenciones de los corazones de todas
las criaturas y así, creyentes y ateos quedábamos expuestas, manifiestos, evidenciados, desnudos y abiertos ante los ojos de Dios, del Dios al que un día
tendremos que dar cuenta hasta de nuestros pensamientos más íntimos.
Pero, ahora resulta que apareció
el papa Francisco y se estableció un “amor sobrenatural” entre el mundo, sus medios de
comunicación y la Iglesia Católica, muy curioso. Fue un cambio radical de actitud del mundo
hacia la Iglesia, un giro de 180 grados, pero además pasó de un momento al
otro, en un instante, esto por supuesto facilitó la acción pastoral de nuestros
pastores y predicadores. El nuevo
lenguaje utilizado por el Papa, se correspondía, yo creo que por primera vez en
la vida, con las cosas que el mundo quería escuchar, esto generó en
consecuencia las loas y aplausos que se querían escuchar dentro de los
conventos y capillas. Cesaron las
acusaciones contra el Papa y los “curas”, se dejó de hablar y de acusar, y de
señalar a los curas de todas esas cosas tan horribles que se les decían, donde
era evidente la intención de pervertir al mensajero para que el mensaje
perdiera su eficacia.
Así las cosas, a estas alturas de
la película el Papa Francisco ha tocado prácticamente todos los temas, al
hablar de: Doctrina Social de la Iglesia, Dogma, Escatología, Gracia, Mariología,
Sagrada Biblia, Ecumenismo, Exégesis, Filosofía, Moral, Pastoral, Sufrimiento y
Vida Religiosa y muchos otros más, sus declaraciones han sido ampliamente
difundidas al mundo: y el mundo ha caído rendido a su pies, “La Iglesia Católica
por fin llegó al siglo XXI, se está modernizando y le está diciendo al mundo
las cosas que este quiere oír”.
Pareciera que la Palabra de Dios perdió su doble filo, pero es peor aún, parece que perdió
todo filo.
Esto me hace reflexionar y me
lleva a pensar que la Palabra de Dios es espada de doble filo pero únicamente
cuando es empuñada por el Espíritu Santo, porque, como dice en Hebreos 4,12 la
palabra de Dios “discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” y en
Marcos 4, 22, que cuando la espada llega al corazón discierne lo que hay en él,
“porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no
haya de salir a luz. El enemigo, o sea
satanás, para llamarlo por su nombre, lo sabe y por eso trata por todos los
medios que quien la usa lo haga de cualquier manera para que esta pierda
eficacia y en lugar de atraer a las personas a Dios, las aparte de Él, y creo
que eso es lo que está pasando.
Las personas están felices con
todo lo que se está predicando en “la nueva iglesia”, porque todo lo que oye no
le llega al corazón, no le desnuda sus intenciones, no le cuestiona, no le
exige morir a sí mismo, tampoco, le exige cargar con su cruz, tampoco cambiar,
en últimas, nos dicen lo que queremos oír, que no es otra cosa qué haciendo lo
que se me da la gana me salvaré e iré al cielo, abusando así, de la
misericordia divina. En la Biblia se
enseña que la misericordia de Dios es muy distinta a lo que se está predicando.
Creo que lo que está pasando es
que el “Papa” Francisco está expresando sus propias opiniones, lo que él cree
que debe ser, o lo que le gustaría que fuera y por eso se hace llamar el padre
Bergoglio, porque todavía cree que está pastoriando las ovejitas de su rebaño,
cuando en realidad la tarea que tiene es la de Confirmar en la Fe y en las costumbres
a toda la Iglesia de Jesucristo, pues es la tarea de un Obispo: ser guardián de
la Tradición.
“El asentimiento religioso de la
inteligencia y de la voluntad que los fieles deben a la enseñanza auténtica de
su propio Obispo (enseñanza en Nombre de Cristo, en materia de Fe y de
costumbres, en la comunión con el jefe de la Iglesia) no puede ser esperado y
todavía menos exigido por las opiniones libres que este mismo Obispo quisiera
proponer, esta distinción debe hacerse claramente”, dijo el secretario para la
Doctrina de la Fe MGR. Jerome Hamer en 1978 y agregó “la prudencia pastoral
recomienda al Obispo una gran discreción en la expresión sus opciones personales
para evitar una confusión que podría sufrir por rechazo su enseñanza auténtica,
por la cual él proclama el Evangelio de la salvación”.
Las opiniones libres del padre
Bergoglio están invitando a una división de la Iglesia, donde los tradicionalistas
o conservadores, supongo que jerarquías y fieles rasos, hemos sido calificados
de idolatras, pelagianos, obsesivos y otro montón de expresiones impropias y
más si salen de la boca de un Obispo, fueron dichas para descalificarnos y
sacarnos a un lado, pero acá estamos, sin ataduras, sin respetos humanos, sin miedo a perderlo todo
con tal de salir a la defensa de la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, que no
es de propiedad de las jerarquías, ni de las monjas, ni de las órdenes, ni de
las congregaciones y mucho menos del opositor o del divisor, el que tenga oídos
para oír que oiga.
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