CARTA ABIERTA A MI HIJA SOFÍA



Bogotá, 27 de noviembre de 2010



Gorda de mi corazón:



He decidido escribirte porque siento que a veces no te puedo llegar, sé que mi obligación es hacerlo, espero que algún día, esto te parezca interesante y así yo no esté presente puedas leerlo y enterarte de cuál era mi opinión al respecto.  Mi principal trabajo como papá es tu formación moral, que tu conciencia quede formada de manera recta y puedas salvar tu alma.  Finalmente a eso fue a lo que vinimos a la tierra y es lo único que importa.  Todo lo demás es carreta.  Habrá muchas cosas que estén mal o débilmente explicadas: ya tendrás ocasión de valorarlo.  Sí así lo haces, cumplí con mi obligación.


Estos temas son máximos, ruego a Dios para que te llene de bendiciones como lo ha hecho conmigo, verás cómo, las cosas de Dios son mucho más chéveres que la más chévere de las cosas de los hombres.  Llegará un momento en que te desinteresarás de todo lo mundano y solo sentirás satisfacción al sentir o creer que sientes la presencia de Dios, o de la santísima Virgen María la Madre de Dios:  ruego a Dios por eso.

En varias comunicaciones, la primera de ellas, esta.  Te contaré todo lo que más pueda sobre nuestra religión:  sobre el cielo y sobre el infierno; sobre el premio y sobre el castigo; sobre nuestros amigos y nuestros enemigos.  Ya verás espero que te cautive como ha pasado conmigo.


Ahí entenderás por qué es que me la paso rezando.


Como bien sabes, por culpa del pecado original, perdimos la gracia de Dios y en consecuencia somos proclives al pecado.  De la creación, orientados a amar a Dios y solo eso, es decir inclinados completamente al bien, pasamos a vivir bajo la tentación permanente del pecado.  Es decir que nuestra vida es el campo de batalla eterno entre el bien y el mal.  Es que Dios nos creo para su gloria, para nada más, pero no para que lo aduláramos y amaramos porque sí, Él nos permite escoger amarlo, quiere que nosotros nos salvemos y participemos de Él en la vida eterna.  Ya verás cómo.


Desde el momento mismo de nuestra creación, es decir en el momento en que el espermatozoide se junta con el óvulo en el vientre de la madre y comienza la vida humana, Dios, además de nuestra alma, nos pone un ángel, el de la guarda, para que nos acompañe y ayude a lo largo de toda la vida, para encontrar y escoger el camino del bien, desafortunadamente y por culpa del pecado original, también, permite que el representante del mal ponga un ángel caído o un demonio al lado nuestro, que nos inclinará al mal.  De esto hay pruebas y muchas, ya tendremos tiempo de analizarlas.


Por un lado fuimos creados por Dios para su gloria y para amarlo y para que compartamos con Él la gloria de la vida eterna, pero por otro, Dios mismo permite que el demonio se presente y utilice todas las herramientas a su alcance para tentarnos y perdernos y que terminemos en el infierno.  ¿Qué tal la calidad del problema? 

Una pelea súper poderosa, en la que somos el campo de batalla entre el bien y el mal, te preguntarás con todo derecho ¿cuál es nuestro papel en ella? pues todo parecería estar definido de antemano, por un lado el jefe supremo que es Dios que quiere que nos salvemos y por el otro Satanás que es el jefe del infierno que quiere que nos perdamos para la Gloria eterna.


Dos poderes enormes y nosotros ínfimos parecería que sin mucho que aportar.  Pero cuidado, Dios nos ha dado una herramienta poderosísima para que tomemos parte en esta batalla.  Se llama libre albedrío y que no es otra cosa que nuestra libertad.  Por supuesto no viene sola sino que está acompañada de muchas otras cosas:  de la inteligencia, la voluntad, el discernimiento y entendimiento y la sabiduría.  Más adelante veremos cómo funciona cada una de ellas y qué papel juegan en tu vida.  Por lo pronto, es importante que sepas que cada vez que haces una elección entre dos cosas la herramienta que te permite esta elección se llama libre albedrío.  Decidir ir al colegio o faltar a clase.  Ir a misa o no, estudiar o no.  Son actos libres que te permiten escoger entre una cosa buena y una mala.  Al hacerlo haces una elección moral.


La moral se nos presenta a lo largo de la vida bajo muchas formas, la principal de ellas es la religión.  En la religión encuentras ordenadas y clasificadas todas aquellas reglas que te van a ayudar a encontrar lo bueno a escogerlo y preferirlo a lo malo, todo con miras a lograr la salvación de tu alma.  Ese ordenamiento se llama el catecismo católico, en la casa tenemos dos.  No espero que lo leas ahora, porque la verdad, es de difícil lectura y entendimiento, pero con el tiempo aprenderás a valorarlo.  Este libro está lleno de criterios, ya te explicaré como funcionan, pero por ahora valga decir que son reglas que sirven para conocer la verdad o hacer un juicio o tomar una decisión.


Ya sabes, que hay una lucha entre el bien y el mal, y ocurre en tu conciencia, también ya sabes que tomas partido, por el bien o por el mal, haciendo elecciones, morales, de conductas buenas o de conductas malas. 

Ahora, es necesario que sepas, que la salvación de tu alma tiene tres enemigos:  la carne, el mundo y el demonio.


Desde mi punto de vista el más feroz de todo es la carne, porque es un enemigo que está contigo todo el tiempo, desde que naces hasta que mueres y las 24 horas del día, como dicen en las oficinas de atención al público es 7 - 24 es decir los siete días de la semana las 24 horas del día.  Consiste en el amor desordenado los placeres de los sentidos, es el gusto por la comida, por la bebida, por el placer sensual repartido en todo el cuerpo, en la vista, en el oído, en el tacto, en la que el placer se vuelve la finalidad.  Debes tener presente que los placeres nos los regala Dios y debemos gustar de ellos, pero con moderación, su uso debe ser un medio para llegar a un fin. Son un medio para que lleguemos a Dios.  Nunca una finalidad.


El mundo, tiene que ver con la sociedad, con lo que nos rodea, con ese ambiente generalizado de depravación y decadencia, de personas entregadas completamente a los vicios y alejadas de Dios y de sus cosas, de la influencia negativa de los medios de comunicación y de la falta de moralidad en las cosas que nos rodean.  Aunque grave no lo es tanto, porque si bien estarás influida por él, esa influencia está tamizada por la familia, tus abuelitos y tíos y principalmente por tu mamá y por mí.


En general es toda esa influencia que nos hace creer que los más bonitos, que los más ricos, que los que mejor huelen, que los más fuertes, que los que tienen más o mejores cosas son los mejores.  Desvía tu entendimiento y te hace creer que lo del mundo es lo que debes buscar y esa es precisamente la trampa.
Ese es el peligro del mundo.  Acuérdate que el mundo está para tu servicio, y las cosas del mundo las debes usar únicamente como medio para llegar a Dios.


Por último, el demonio, ya sabemos que:  es el otro, el contrincante, sus principales armas, la mentira y la soberbia.  Desde chiquita te lo he dicho, cuando las veas huye, la gente soberbia y mentirosa es fastidiosa para el alma, siempre te llevarán por caminos de perdición, ya has visto lo que me pasó con todas esa gente que nos rodeaba y que hoy no tratamos.


Te ama,


Tu papá